Pobres chiquets
(Publicado originalmente el 10 de noviembre de 2006)
Estaba estos días practicando el deporte paterno de forrar los libros escolares de mi hijo, de 4º de primaria en el Colegio Santa Ana y, al llegar el turno al de la asignatura “Conocimiento del medio” en la tapa venía detallada la comunidad regional del contenido: ARAGÓN. Lo hojeé y fui leyendo como a mi hijo le van a explicar este curso cómo y qué es Aragón, sus recursos, ríos, geografía, historia y características que lo conforman.
Y, de repente, me entró una pena al pensar en los niños del colegio Miguel Servet, que no van a tener tanta suerte y, por la dichosa manía de meter el catalán a fuerza de embudo, les han hecho comprar los libros para dicha asignatura en la edición catalana para la Comunidad de Valencia.
Y así, en vez de hablarles de Monegros y secanos, de ríos y Pirineos, de cómo y cuándo se formó el Reino de Aragón, su clima, fauna y economía, estos niños aprenderán sobre las albuferas, el mar, el viento de levante y el Reino de Valencia. Dicho centro ha dado prioridad a que dentro de la clase se hable catalán sobre la formación que necesita recibir todo niño sobre su tierra y su entorno donde vive. Cuando se estudia inglés, bien está aprender algo acerca de la vida inglesa. Cuando se estudia catalán, bien está aprender algo sobre cómo son y viven los catalanes. Pero siempre ha de ser prioritaria la formación sobre el pueblo propio, sobre la tierra donde ha nacido y le marcará para siempre.
Y todo proviene del contubernio formado por algunos pocos profesores, el presidente del APA y el comité local del PSOE, todos ellos muy interesados por introducir el idioma catalán en Fraga, llevando a que el Ayuntamiento hiciera declarar a dicho centro como bilingüe en catalán. Ni D. Marcelino Iglesias ni el Gobierno de Aragón se han atrevido a sacar una Ley de Lenguas para introducir el idioma catalán en Aragón, porque saben que el pueblo aragonés no lo desea y aquí en Fraga se lanzan a implantar pasito a pasito el idioma catalán en los colegios y en la calle.
La pena es que en esta sucia batalla, están utilizando a los niños. Si en lugar de formarlos como aragoneses los formamos como valencianos o catalanes ¿cómo se sentirán cuando sean mayores? ¿Qué sentimientos tendrán?
Angel Hernández Galicia, Presidente de FACAO
10 de noviembre de 2006
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