Predicciones (por Jesús Martínez Fabón)
(Escrito para una emisora argentina)
PREDICCIONES (por Jesús Martínez Fabón)
Hace unos días en una conversación telefónica con Sebastián, me hizo partícipe la inquietud de los argentinos por el escandaloso incremento de la temperatura en el cono sur, en la Patagonia.
Una inquietud que debe agobiar, no sólo a los argentinos, sino a todo el todo mundo. Es un tema muy extremo que da pie para una tertulia de muchas horas. Seré muy conciso y tocaré diversos temas dejando a la imaginación que elocubre.
Si los inmensos icebergs de la Patagonia, y por por lo tanto del Polo Sur, enormes como verdaderos continentes, se deshilan, los grandes sulamis y terremotos que la humanidad ha sufrido, serán un festival comparado con lo que puede suceder. Desaparecerán, no sólo ciudades, sino naciones enteras.
La diferencia entre el norte magnético y el norte geográfico es de unos pocos grados que, con el paso del tiempo, van paulatinamente aumentando. Por falta de peso específico en el Polo Sur, puede acontecer algo que sucedió hace millones de años. La tierra puede bascular sobre su eje y lo que ahora es un vergel convertirse en un desierto y viceversa. Lo que ahora es calor, mañana puede ser intenso frío. Lo que hoy son profundos valles, rodeados por altas montañas, serán simas marinas. Lo que hoy es vergel, mañana será desierto.
Mantengo que “una poca ciencia aleja de Dios y mucha ciencia lo acerca”. Esto dijo Pasteur. Cuando el Apocalipsis dice que en los últimos tiempos aparecerá en el cielo una gran Cruz, todos pensamos en una cruz luminosa parecida a la que vió el emperador Constantino. Opino que no es así. El Supremo Hacedor, capaz de diseñar el cosmos, usa elementos cósmicos para avisar. Quienes saben leer estos mensajes los trasmiten a sus semejantes. Pero estos hombres son tachados de locos y modernamente de cabalistas.
A principios de los 90 apareció en el cielo lo que los astrólogos científicos denominan “una gran Cruz cósmica”, determinada por una doble oposición de los astros. Desmenuzar lo que significa seria una cuestión de muchas horas explicativas. Pero, puedo asegurar que los augurios científicos son estremecedores. No recuerdo la fecha exacta porque no puedo acceder a libros y apuntes. Creo recordar que fue un 10 de octubre del año 1992.
En esa fecha comenzaron los inexplicables desastres naturales que asolan a la humanidad y que, como sabemos, han ido creciendo en frecuencia e intensidad. Los científicos no hallaban la causa. No se debían a las placas tectónicas ni a maremotos explicables o cosas por el estilo. Entonces un grupo de científicos “cabalistas”, cual modernos magos, miraron al cielo y dijeron que la única explicación era la influencia de cientas alineaciones de los astros y a las manchas solares.
La Tierra es un ser vivo que protesta de las destructivas maneras de los humanos. Ha terminado con la belleza, con los recursos, con la flora y la fauna. La obra de la creación todavía no debería haber concluido, apareciendo nuevas especies. Sin embargo, cada día desaparecen cientos de ellas, de vegetales y de animales. Hasta los pingüinos están en peligro de extinción.
Dijo Einstein que “cuando las abejas desaparecieran, el hombre lo haría también”. Y está sucediendo. Misteriosamente las abejas comenzaron a morir.
Permanentemente recuerdo las palabras de Baden Powell: “Procurad dejar éste mundo un poco mejor de lo que lo encontrasteis cuando llegasteis a él.” Mis queridos hermanos. No lo dejamos ni peor ni mejor. Lo hemos asesinado. Olvidamos que “el mundo es algo prestado que pedimos a nuestros hijos”.
Las grandes potencias supercivilizadas, siguen, con crueldad impensable, matando focas, cortando alertas de tiburones, desforestando sin piedad los pulmones de la tierra y contaminando a placer tierra, mar y aire con emanaciones y residuos tóxicos. Chinos y americanas han dicho que en el 2025 empezarán a tomar decisiones para paliar el daño que están haciendo. ¡Terrorífico!.
Stephen Hawking, tal vez el más famoso científico estudioso de los “agujeros negros”, desde Einstein, hace tiempo dijo:
“La humanidad, si no cambia la forma de pensar, ya puede buscar otro lugar en el cosmos para residir. Aún así me temo que ya es demasiado tarde”.
Según afirman los llamados cabalistas, hasta el 2012 hay tiempo para que el ser humano cambie el pensamientos y comience a emitir energías positivas.sus
Hace unos 35 años, personas pertenecientes a cierta organización internacional, nacida en Perú, preconizó los desastres que ahora están sucediendo. Una organización que tenía como divisa “amar”. Lo único que podía salvar a la humanidad era este sentimiento. Afirmaron estar en contacto con maestros cósmicos que les advertían que esto ya sucedió en otros planetas. Naturalmente se les adjudicó el título de “locos cabalistas”. Profetizaron que desde hace años está sucediendo y por suceder. Pocas personas les tomaron en serio e incluso se mofaron de ellos, como sucedió con los profetas bíblicos. ¡Veíamos tan lejanos los sucesos que preconizaban...!
“Un nuevo mandamiento os doy: que os améis los unos a los otros como yo os he amado” ¿Os suenan de algo estas palabras?. ¿Lo hemos cumplido en profundidad?. He aquí las consecuencias.
Mi opinión y la de los cabalistas es que lo que está por venir, es insospechadamente terrible. No es producto de mentes catastrofistas. La senda por la que camina la humanidad, sólo puede conducir a un oscuro precipicio.
¿Será el fin del mundo?. De nuestro mundo si. Pero no de la humanidad. He llegado a la siguiente conclusión. Opinión de muchos pensadores. Surgirá una nueva humanidad de la terrible destrucción renovadora e innovadora que presagia un astro llamado Plutón en la mencionada “Gran Cruz Cósmica”. Una civilización de seres seleccionados que, dando el soporte informativo depositado en medios electromagnéticos, es posible que comiencen donde hemos terminado, reanudando la obra de la creación. Es muy largo del comentario También el Maestro Jesús dijo: “Todos podéis ser dioses”. Realmente ésta es la misión que se le dio al hombre en su creación: Ser auxiliares de Dios en la continuidad de la creación. Sin embargo el hombre con su demoniaco comportamiento, ha pisoteado el divino mandato.
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