¿SERÁ COSA DE REÍRSE? (De El Periódico de Aragón13-11-05)Hipólito Gómez d. l. Roces
Me pregunto eso, tras haber leído y oído que un eurodiputado de ERC ha formulado una queja al Defensor del Pueblo de la UE por la "discriminación lingüística" que dice que padecen los catalanoparlantes en los pueblos aragoneses de la Franja; al parecer y aunque los aragoneses no lo sabíamos, nuestros vecinos están pasándolo de pena mora. Resulta que allí se empeñan en hablarles en literano, en fragatino o en chapurreao y los pobres no entienden nada y sospechan que les discriminan. El asunto se pone peor cuando les hablan en español común. ¡Qué ganas de enzurizar tienen los de la Franja! No se dan cuenta de lo que hacen sufrir a espíritu tan sensible como el de ese parlamentario que, como dije, pertenece a ERC que forma parte de una coalición llamada "Europa de los Pueblos" integrada por varios partidos que se van turnando en un único escaño; la CHA pertenece a esa coalición.
De momento, hay que recomendar al eurodiputado de Barcelona que tenga paciencia con nosotros y pedir a un psiquiatra que nos explique qué podríamos hacer por tan celoso censor de nuestros excesos. El caso es grave porque leo que el diputado de ERC en el Parlamento Europeo se refirió a la discriminación que sufre la población de lengua catalana en asuntos como el de la la sanidad; ¡pobrecito!, sólo sabe decir ¡ay! en una de sus lenguas. El eurodiputado del cuento debió padecer mucho al formular su denuncia porque también leo que tuvo que expresarse en inglés en una rueda de prensa que convocó en la Cámara de Estrasburgo y que, en inglés, fue narrando, lentamente, la vieja historia de su desazón, pero en eso de exhalar sus quejas en inglés el eurodiputado se equivocó. Pase que no lo hiciera en español común para que nadie le acusara de someterse al uso de "la lengua del imperio", pero si en ocasiones como esa no emplea la lengua catalana comete dos errores: uno, suponer que en Estrasburgo casi ningún periodista habla catalán y no puede ser cierto, porque por allí todos saben los idiomas principales y otro, que no advirtiera que quienes le escuchaban eran mayormente de la Institució de la Franja de Ponent que viajaron para oírle y que le habrían entendido mejor hasta en español común, ¡qué le vamos a hacer! Por cierto que, como no me canso de decir, a la Franja de marras nosotros la deberíamos llamar "de Levante", porque es por allí por donde empieza Aragón que en otros tiempos ni siquiera empezaba en la orilla oeste del Mediterráneo, sino más allá. Por allí nos viene el sol que Dios nos manda todos los días para que nos ilumine sin necesidad de esperar a que lo haga el eurodiputado de ERC; esto último, no lo quiera Dios. Tienen razón los de nuestra Franja cuando piden que no hagamos aquí, en la Aljafería, "una ley para consagrar el idioma catalán en Aragón". Nuestro Estatuto es muy claro: son "las lenguas y modalidades lingüísticas propias de Aragón" que suman más de diez las que "gozarán de protección". Si alguna de ellas se parece al catalán estupendo, aunque no para someter los usos locales a la supuesta "normalización" que se dicte desde la pasarela de Barcelona o sea, no debemos cultivar lo ajeno y descuidar lo propio; no hay razón para sentirnos inferiores. Por semejante camino acabaríamos prohibiendo el empleo del literano, del baix aragonés, del chapurreau o del fragatino. Afortunadamente, casi nadie en Cataluña es como ese eurodiputado; prevalecen los normales. El principio de la convivencia, después de quererse, por lo menos un poco, reside en tenerse respeto y en ponerse en el lugar del otro para comprender cómo espera que le tratemos. Si uno de la Litera va a Tarrasa puede que hable a su anfitrión de allí en español común, en catalán o en literano con la seguridad de que le entenderán y de que entenderá de las tres maneras. Lo que la educación más elemental no le permitiría es exigirle al de Tarrasa que le hable en literano. Tengamos sensatez. Lo justo es alentar que todas las modalidades lingüísticas de Aragón se hablen y se escriban con arreglo a los buenos usos de cada lugar, sin importaciones y respetando la tradición de cada uno de nuestros pueblos de la Franja de Levante; tenemos nuestro propio espacio y nuestra tarea es defenderlo y con lo que está cayendo, sería además, de irresponsables hacer concesiones a imperialismos ajenos aunque sean de vía estrecha. No nos privemos de nada nuestro y respetemos lo de otros en sus lugares de origen. No es cosa de reírse. ¡Ah!, tampoco nos vendría nada mal aprender idiomas extranjeros. Hipólito Gómez de las Roces.
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